1538089964_437616_1538161203_noticia_fotogramaLos republicanos aceptaron este viernes que el FBI abra una investigación adicional de una semana sobre Brett Kavanaugh, el juez conservador nominado para el Tribunal Supremo y acusado de abusos sexuales, en medio de un drama político televisado en tiempo real. Comenzaron el día cerrando filas en torno a Kavanaugh. El Comité de Justicia del Senado votó a favor de elevar su nombramiento al pleno de la Cámara alta, donde se producirá la confirmación final, gracias a la mayoría que ostenta en dicho órgano (11 votos a 10). Pero uno de los conservadores, el senador Jeff Flake, que había dudado sobre su voto hasta el final, reclamó en el último momento que el pleno se demore al menos una semana, con el fin de dar tiempo al FBI a investigar las acusaciones. Antes había sido increpado duramente ante las cámaras de televisión por una víctima de agresión sexual que lloraba desconsoladamente. La Administración dio la orden al FBI de investigar.

La decisión tiene lugar apenas 24 horas después de la sesión del jueves, en la que Christine Blasey Ford, de 51 años, testificó durante cuatro horas sobre un intento de violación hace más de 30 años. Kavanaugh lo negó airadamente en su declaración posterior. Los republicanos creyeron al nominado de Trump pero los demócratas exigieron una investigación a fondo por parte del FBI, además de la citación de testigos, ante de aupar a Kavanaugh a un puesto vitalicio.

Eso dependía de la reunión del comité este viernes y todos los ojos estaban puestos en Flake, un conservador moderado muy crítico con el presidente Trump, que había expresado sus dudas sobre Kavanaugh a raíz de las acusaciones. Poco antes de comenzar la reunión, sin embargo, el legislador informó de que había creído al juez y le respaldaría. Esa decisión a primera hora de la mañana decantaba la suerte a favor de Kavanaugh y dio lugar a una escena desgarradora en el ascensor del Senado, donde dos mujeres le increparon llorando durante varios minutos.

Desde dentro del ascensor, y ante las cámaras de televisión, Flake escuchó en silencio el llanto de una de ellas, víctima de agresión de sexual, quien le cuestionaba así: “¿Qué le está diciendo a todas esas mujeres? ¿Qué me está diciendo a mí? Míreme cuando le hablo. Me está diciendo que mi agresión no importa, que lo que me pasó no importa y que va a llevar a quien hace estas cosas al poder. Eso es lo que me está diciendo cuando vote por él. No aparte la mirada de mí”.

La secuencia duró cinco minutos eternos para Flake, al que se le veía palidecer dentro de aquella cabina. Las imágenes se repetían machaconamente en televisión y en las redes sociales. Cerca de la una y media de la tarde, cuando los miembros del comité debían votar, se produjo un receso imprevisto y Flake salió de la sala para hablar con un grupo de republicanos y demócratas. Cuando regresó, anunció su voto a favor reclamando que el pleno del Senado aplace la confirmación final una semana con el fin de que el FBI pueda investigar un poco más el caso. El senador no se presenta a la reelección y no se juega nada en las elecciones legislativas de noviembre, pero suena como posible precandidato en las presidenciales de 2020. Al cabo de unas horas de su demanda, el Comité emitió un comunicado en el que informaba de que pediría esa investigación al Gobierno, pero circunscrita “a las actuales acusaciones creíbles contra el nominado y deben ser completadas no más tarde de en una semana a partir de hoy”.

No quedaba claro a qué acusaciones se refería, ya que el juez ha sido señalado también por otras dos mujeres de distintos tipo de abusos. Donald Trump, que el jueves por la noche apoyó a Kavanaugh, señaló que el testimonio de la que testificó, Ford, había sonado “muy convincente”. Cuando recibió la petición, dio la orden al FBI de investigar. El Partido Republicano quiere amarrar el nombramiento del juez antes de las elecciones legislativas, que pueden hacerle perder el control de la Cámara, pero seguir adelante con el voto en medio de tanta polémica podría castigarles en los comicios.

El caso Kavanaugh ha reabierto heridas en Estados Unidos. Ha traído a la memoria el proceso de confirmación en 1991 del juez Clarence Thomas, que fue acusado de acoso sexual continuado por una exsubordinada suya, Anita Hill, pero acabó confirmado igualmente como miembro del Supremo. Aquellos legisladores no creyeron a Hill y estos no han creído a Christine Blasey Ford. Esta profesora de estadística de la Universidad de Palo Alto (California) señala a Kavanaugh como autor de un intento de violación. El jueves, con voz quebrada, relató en el Senado que en 1982, cuando ella tenía 15 años, el hoy juez, dos años mayor, y un amigo llamado Mark Judge la metieron en una habitación a la fuerza. Una vez allí, Kavanaugh supuestamente se subió sobre ella y trató de desvestirla mientras le tapaba la boca para ahogar sus gritos.

Los republicanos se basan en la negación enérgica del juez y en la ausencia de pruebas materiales o la corroboración de testigos para creer a su nominado, mientras que los demócratas claman por detener el proceso, llamar a testigos y dejar que el FBI investigue. Ford ha pasado una prueba de polígrafo y se muestra dispuesta al proceso. También la American Bar Association, el gran colegio profesional de abogados de Estados Unidos, ha pedido una investigación federal antes de aupar a Kavanaugh a un puesto vitalicio tan crucial como es una magistratura en el Supremo en Estados Unidos. Pero después del primer empujón del comité este viernes, la votación está lista para sentencia en el pleno, probablemente la próxima semana.

La fractura ha sido palpable este viernes. Algunos demócratas abandonaron la reunión en señal de protesta cuando vieron que su causa ya estaba perdida. En el Senado, los republicanos disponen de una mayoría mínima que les permite llevar a su nominado al Supremo, pero no les permite tener más de una baja, es decir, perder el apoyo de más de uno de los suyos. Si quedan en empate, 49 a 49, el voto del vicepresidente, Mike Pence, decanta el resultado.

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