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Jerry Brown, con su esposa cuando fue reelegido en 2010. / AFP

EL PAIS.- Al contrario que en Washington, con la Administración cerrada, el Gobernador de California no da abasto para firmar la pila de propuestas de ley que se acumulan en su despacho y que deberá dar salida en las dos próximas semanas. Durante el pasado mes de septiembre el Congreso y el Senado no pararon de aprobar propuestas, concretamente 500, y ahora Jerry Brown tiene la última palabra para firmar o vetar lo ya aprobado por ambas Cámaras. Para muchos ciudadanos no pasa desapercibido el hecho de que mientras que el Gobierno federal está paralizado, California funciona a pleno rendimiento. Y es que la intención de Brown es “convertir a este Estado en un referente polí­tico para la nación, tal y como lo ha sido en las últimas décadas en casi todo, desde la protección ambiental al sistema impositivo”, en palabras del propio Gobernador. A él no le cabe ninguna duda de que “California puede actuar de palanca”, tal y como expresó recientemente a través de una cita de un matemático griego del siglo III antes de Cristo: “Arquí­medes dijo que si le dan un punto de apoyo, podrí­a mover la tierra. No sé si eso funciona ya hoy, pero sin duda estamos buscándolo”. Y esa búsqueda pasa por dar luz verde a leyes que están en la vanguardia de la nación, con una agenda muy ambiciosa y progresista, sin que, como sucede en Washington, la contra palanca que ejerce el Partido Republicano pueda frenarla. En el 2012, los demócratas ganaron dos tercios de la mayorí­a en ambas Cámaras en un Estado que tradicionalmente ha votado siempre a este lado del espectro polí­tico. Una de esas leyes, a punto de ser firmadas, es la que va a permitir a cerca de dos millones de inmigrantes indocumentados tener permiso de conducir en California. “Al Estado no le queda otra ví­a más que la de integrar a los inmigrantes”, ha manifestado a las claras Brown, aprovechando la aprobación de la propuesta por el Congreso y el Senado para señalar: “Dado que Washington se está moviendo tan lentamente en la reforma de la ley de inmigración, creo que se necesita un buen empujón y es lo que vamos a hacer con esta ley”. Con 2,5 millones de inmigrantes “sin papeles”, California es el Estado de la nación a la cabeza del número de indocumentados (más de 11 millones) y las polí­ticas de integración van avanzando. Otra de las leyes pendientes sobre la mesa del Gobernador es la propuesta de que estos inmigrantes puedan hacer de jurado en los juicios y ejercer la abogací­a. Las polí­ticas de igualdad forman también parte de la agenda de Jerry Brown, con dos propuestas muy importantes a punto de ser firmadas: El incremento del salario mí­nimo a 10 dólares la hora para el 2016, lo que situarí­a a California al frente del Estado de la nación con el salario mí­nimo más alto. La otra propuesta es la regularización de la paga de horas extras a las empleadas del hogar, situándose también a la cabeza del paí­s con esta medida. “En California estamos haciendo cosas que no hacen en Washington”, comentó Jerry Brown la semana pasada en San Francisco en una exposición de vehí­culos eléctricos. Y añadió: “Podemos hacer un montón de cosas más para cambiar el clima polí­tico de toda la nación”. El pasado mes de abril, el Gobernador viajó a China, para firmar acuerdos que promuevan el uso de tecnologí­as de energí­as renovables y ayuden a frenar el calentamiento global del planeta. Brown ha manifestado al respecto que “la relación de California con China puede ser el catalizador que cambie la polí­tica norteamericana y la polí­tica global”. Palabras optimistas, sobre todo para los lí­deres demócratas, que esperan que los cambios en California puedan ayudar a impulsar un cambio nacional.

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