Francisco-Plaza-Pedro-Victor-Sokolowicz_CLAIMA20141217_0055_27CLARIN.- El Papa argentino dio la vuelta olí­mpica, como la llaman, entre la multitud de fieles que lo aclamaban y le deseaban feliz 78 cumpleaños en todos los idiomas, antes de comenzar la audiencia general de los miércoles, mientras se escuchaba en la plaza San Pedro música sacra. Pero al mediodí­a el órgano fue sustituido por el bandoneón al encenderse la primera gran milonga vaticana de la historia. Miles de bailarines que habí­an seguido desde las primeras filas la audiencia (“hoy es el dí­a del 2X4”, dijo Bergoglio improvisando) bailaron durante una hora en la plaza Pí­o XII, donde habitualmente está la parada de taxis y mateos, a pocos metros de las 208 columnas de San Pedro.

Hubo música de tango pero también algunos cantados y unas milongas que los 50 napolitanos de un club tanguero bailaron entre cortes y quebradas demostrando todo lo que habí­an aprendido.

Este es nuestro regalo al Papa, bailar para él una música que como él mismo dijo le sale de adentro y que le recuerda tanto a la Argentina”,dijo Cristina Carmorani, profesora de baile, absoluta organizadora y artí­fice de “Un tango para Francisco”, iniciativa que difundió por Facebook con resultados sorprendentes. “Esperábamos algunos centenares de adhesiones y llegaron 3200. La gran mayorí­a somos italianos pero también hay argentinos que llegaron hasta de otros paí­ses.

El que fue un buen bailarí­n de tango en su juventud, según su hermana, arrancó subido como siempre al jeep blanco abierto a las 9.38 de la mañana (cuatro horas menos en la Argentina) para dar la vuelta entre los fieles, antes de comenzar la audiencia general. El entusiasmo de la gente era enorme y hasta Roma regaló a su obispo una mañana con buen tiempo y sin frí­o.

Un grupo de seminaristas argentinos detuvo el “papamovil” para presentarle a Francisco una torta decorada con los colores de la patria y velitas encendidas, que Jorge Mario Bergoglio apagó rápidamente. Después le alargaron un mate, que también el pontí­fice bebió con gusto.

Mucha gente lanzaba regalitos al jeep o cuando el Papa lo detení­a para besar bebés o enfermos, se los presentaban bien empaquetados. Un grupo de argentinos mostraba carteles, cada uno con una letra, que decí­an “Feliz Cumpleaños”. En italiano habí­a muchas felicitaciones. En italiano, español, portugués (brasileños), y en inglés se escuchó el tradicional “happy birthday”. Bergoglio eligió como el año pasado a cuatro personas sin hogar que duermen en los alrededores del Vaticano para que lo acompañaran en la misa de las 7 en Santa Marta, a la que invitó también al personal del hotel interno vaticano donde reside. Después desayunó con ellos y compartió más tarde el almuerzo, donde también apagó las velitas de la torta que el cocinero de Santa Marta le habí­a preparado.

En la audencia general, que dedicó a la familia de Nazaret, Francisco dirigió una especial plegaria a las ví­ctimas de los “inhumanos actos terroristas” de los últimos dí­as. Condenó especialmente el asesinato de más de 130 jóvenes y niños en una escuela en Pakistán por parte de los fanáticos ultraislámicos talibanes.

Pidió que “el Señor acoja en su paz a los difuntos, conforte a los familiares y convierta los corazones de los violentos, que no se detienen ni siquiera ante los niños”.

En la última audiencia general del año, Jorge Bergoglio, recordó a los fieles que “el Sí­nodo de Obispos apenas celebrado ha sido la primera etapa de un camino que se concluirá en octubre próximo con la celebración de otra asamblea sobre el tema: Vocación y misión de la familia en la iglesia y en el mundo”.

Francisco dijo que “la plegaria y la reflexión que deben acompañar este camino involucran a todo el Pueblo de Dios. Quisiera que las meditaciones de las audiencias de los miércoles se inserten en este camino con ustedes, sobre el gran don que el Señor a hecho al mundo desde el principio, cuando confirió a Adán y Eva la misión de multiplicarse y de poblar la Tierra. Fue un don que Jesús confirmó y selló en su Evangelio”.

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