jupiter-luna-europa-aguaHIPERTEXTUAL.- La NASA ha dado luz verde a la misión a Europa, una misión que comenzará en 2020 y que nos llevará a buscar pistas de la existencia de vida extraterrestre sobre la superficie helada de esta luna de Júpiter.

Luz verde. Ya no es un concepto hipotético mas. La agencia espacial americana ha comenzado con los preparativos y la misión a Europa está en marcha. En solo 5 años lanzaremos la nave que se pondrá en camino. Así­ lo anunciaba ayer la NASA, donde se encuentran muy excitados por las implicaciones cientí­ficas que tiene la misión para la astrobiologí­a. La sonda, que será no tripulada, permitirá estudiar las condiciones de habitabilidad de la luna y, más interesante aún, si existen algún indicio de vida en el que es uno de los objetos con más posibilidades de albergarla.

Misión a Europa

La misión a Europa ha pasado de estado conceptual a “formulación”. Esto quiere decir que comienzan los preparativos y cálculos para prepararla. Es la manera concreta de darle el visto bueno. Una aprobación que llega tras varios años de investigaciones principalmente realizadas gracias a la misión Galileo (que se llevó a cabo en los noventa) y otras observaciones realizadas por el Hubble y otros satélites. La misión está prevista que sea lanzada en 2020, año en el que enviaremos una nave especialmente preparada para comprobar las condiciones de habitabilidad (extraterrestre, se entiende) y detectar vida en esta luna de Júpiter. La misión a Europa tardará varios años en alcanzar el planeta, ya que harán falta varias maniobras orbitales para poder alcanzar el satélite. Durante su viaje, probablemente, la sonda aproveche para analizar otros cuerpos celestes. Por tanto, probablemente no tengamos respuestas a algunas de las cuestiones fundamentales sobre la vida extraterrestre hasta, al menos 2027.

Pero la importancia es mayúscula. Siendo uno de los cuerpos de nuestro sistema más prometedores para buscar la vida, todos los esfuerzos que podamos hacer por encontrarla son pocos. Para estudiar la luna, la misión a Europa tiene previsto, por el momento, sobrevolar al menos 45 veces su superficie. Vuelos durante los cuales se tomarán imágenes en alta resolución y se estudiará al detalle la superficie helada de su corteza. No sabemos si finalmente, durante esta misión se aterrizará sobre su superficie. Todaví­a es muy pronto para saber qué hará la sonda, que todaví­a no tiene nombre, o como lo hará, pues la misión está en su fase más primitiva, pero al menos ya es una misión aprobada.

En busca de la vida

Ya os hemos comentado en más de una ocasión que Europa es uno de los lugares con más posibilidades de albergar vida extraterrestre. Su superficie congelada esconde, creemos, un enorme océano interior de agua lí­quida. Algunos indicios apuntan a que, además del agua, existen procesos geológicos activos en formas de fumarolas acuáticas y volcanes. Además, los investigadores creen que el océano interior es muy rico en oxí­geno. Tanto o más que el nuestro, de hecho. Estos ingredientes hacen muy posible la existencia de vida o sus materiales precursores en el interior de Europa. Si bien es cierto que la vida en nuestro planeta apareció en un ambiente sin oxí­geno (el cual desencadenó una de las mayores extinciones de la Tierra), lo cierto es que es un componente esencial para los seres vivos tal y como los conocemos. Por eso mismo, algunos investigadores piensan que podrí­amos encontrarnos con organismos parecidos a los de la Tierra. Estos, según apuntan, podrí­an estar concentrados en torno a las zonas más calientes, las bocas de las fumarolas y volcanes internos. Además, se parecerí­an a los microbios extremófilos, adaptados a ambientes radicales.

La vida libre, en el resto de los mares de Europa, parece bastante difí­cil de asumir debido a la temperatura. La vida, como la entendemos nosotros (y probablemente de cualquier otra manera), requiere de energí­a. Por tanto, en caso de existir vida, esta serí­a escasa y muy concentrada en ciertos puntos. Si la hallásemos, lo primero serí­a comprobar que no proviene de ninguna contaminación. Ya se tomaron medidas, estrellando la sonda Galileo contra Júpiter, para evitar que los posibles restos bacterianos (a pesar de la limpieza con la que se ensamblan los materiales, los microorganismos son muy puñeteros) pudiera contaminar la superficie de Europa o cualquier otro cuerpo. Tras esto, probablemente estarí­amos ante el mayor descubrimiento de la humanidad en mucho tiempo (por no decir en su historia). Si lo que encontrásemos fuese “solo”, restos precursores de la vida, el descubrimiento ya valdrí­a la pena. Y es que necesitamos respuestas para saber qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Por eso, muchas veces nos volvemos hacia las estrellas, preguntándonos. Tal vez algún dí­a lo sepamos.

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