El Papa Francisco comienza a dar pasos para avanzar en la llamada “teología de la mujer”

El papa Francisco quería desde hace al menos tres años hacer una “profunda teología de la mujer” para estudiar el modo en el que su papel dentro de la Iglesia puede ser cada vez más importante. Pocos pasos se habían dado en esta dirección desde que compartiera la idea en el viaje de vuelta de las Jornadas Mundiales de la Juventud de Río de Janeiro, en el año 2013, pero los cambios comienzan a llegar.

“No nos podemos limitar a las mujeres monaguillo, a la presidenta de Cáritas, a la catequista. Tiene que haber algo más. Hay que hacer una profunda teología de la mujer”, defendía Bergoglio. Añadía entonces que “la mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y que los curas”, pero es necesario estudiar el asunto y explicar mejor el mensaje. Volvió a tratar el asunto el pasado mes de mayo, cuando planteó de nuevo la mayor toma de responsabilidades de las mujeres. “El papel de la mujer en la Iglesia no es feminismo, es correcto. Es un derecho de todos los bautizados”, afirmó.

Siguiendo esta idea, hace justo un mes decidió nombrar a una mujer como su viceportavoz. Es la periodista española Paloma García Ovejero, de 40 años, la primera mujer en la historia encargada de transmitir el mensaje del Papa. Es uno de los gestos de que Francisco quiere un Vaticano cada vez menos italianizado, con más laicos y más mujeres.

Otro paso en la dirección de aumentar la responsabilidad de las mujeres dentro de la Iglesia llegó a principios de este mes, con la creación de una comisión para estudiar que puedan acceder al diaconato. Para el Papa, las mujeres diaconisas son “una posibilidad a día de hoy” y, por ello, ha encargado que se estudie su papel a lo largo de la historia y en la actualidad.

El diaconato es el grado inferior de la jerarquía católica, por debajo del sacerdocio. De hecho, para los diáconos varones está permitido estar casado, siempre que mantengan una vida adecuada a los valores cristianos. Un diácono se encarga de tareas administrativas y de labores rutinarias, pero también tiene responsabilidades que supondrían un verdadero cambio en el caso de que las realizaran mujeres: pueden administrar el bautismo y el matrimonio, asistir en la misa, distribuir la eucaristía (aunque no consagrarla), y dirigir una parroquia.

La decisión del estudio nació de forma espontánea el pasado 12 de mayo de un encuentro que tuvo el Papa con las religiosas participantes en la Asamblea Plenaria de las Superioras Generales en el Vaticano. “¿Por qué no construir una comisión oficial que estudie el asunto [de las mujeres diaconisas]?, preguntó una religiosa, sor Paola, al Papa. A Francisco le pareció buena idea y creó la comisión en agosto. La religiosa ha dicho estar “verdaderamente contenta por el paso del Papa” ya que, afirma, “las mujeres desde hace mucho tiempo han entrado en la Iglesia sin reconocimiento, dando una gran ayuda a los sacerdotes y haciendo frente a los muchos problemas que puede haber en una parroquia”.

El diaconato de las mujeres podría ser un punto de desencuentro entre los fieles del Papa y los sectores más conservadores. No significaría, en absoluto, que las mujeres pudieran ser sacerdotes, una puerta que “está cerrada”. “En cuanto a la ordenación de las mujeres, la Iglesia ha hablado y dice no. Lo dijo Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada”, sostiene Francisco.

De hecho, hay más de 120 mujeres que se han ordenado sacerdote en el mundo y que están excomulgadas por la Iglesia católica. Pertenecen a la Asociación de Mujeres Sacerdotes Católico Romanas (ARCWP), cuyo objetivo es “alcanzar la plena igualdad para todos dentro de la Iglesia como una cuestión de justicia y la fidelidad al Evangelio”. Hoy forman parte de ella 124 mujeres sacerdote y 10 mujeres obispo. Estas últimas son quienes ordenan a las sacerdotes. Cuentan que las primeras mujeres obispo fueron ordenadas por un hombre, obispo de la Iglesia Católica.

“El Vaticano sostiene que estamos excomulgadas. Sin embargo, nosotras no lo aceptamos, y afirmamos que somos miembros fieles de la Iglesia”, dicen desde la asociación. Su esperanza es que, con el Año Santo Extraordinario de la Misericordia, el Papa les otorgue el perdón.

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