Jurisprudencia
Gilberto Silva. Presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje de la Región Carboní­fera. Abogado laboralista y catedrático universitario.

Mucho hablamos tanto de la actividad diaria que nos trae como consecuencia la obtención de un ingreso lí­cito y suficiente para satisfacer nuestras necesidades, el famosí­simo Trabajo, y por otra parte, la imperiosa exigencia por que sea respetada nuestra Dignidad, entendiendo esta última como la capacidad de auto determinarnos y la igualdad entre los de la misma especie (seres humanos). Y aquí­ es donde cabe preguntarnos si lo que estamos haciendo realmente, está logrando satisfacer nuestras exigencias, a través de nuestro desarrollo en un ambiente que sea capaz de dignificarnos; Y con ello tener plena convicción que el salirnos de nuestros hogares, por algunas horas al dia, en el mejor de los casos, o bien por semanas, meses y hasta años, por tratar de obtener un ingreso suficiente, ha valido la pena… con todos y cada uno de los sacrificios que esto representa. Sostengo que para que un trabajo sea digno, independientemente de lo que la ley laboral establezca en su artí­culo 2, debe tener como consecuencia la obtención de un salario suficiente, siendo este la cantidad mí­nima requerida por cada trabajador, a fin de que este en posibilidad de solventar sus más básicas necesidades, tales como vivienda, salud, educación, acceso a la cultura, pero sobre todo que le permitan la posibilidad de esparcirse.
El esparcimiento a través del trabajo o con motivo de este, serí­a entonces el resultado final de “ese castigo” divino que se nos impuso a los hombres desde los inicios de nuestra era, recodemos a Adan y Eva, hasta nuestros tiempos, en donde ese “castigo” se ha transformado en una serie de derechos y obligaciones de cada uno de los que intervenimos en el Trabajo, hasta nuestros dí­as en donde los derechos humanos han intervenido en nuestro favor de manera contundente. Entonces, lo menos que debemos esperar de tanto esfuerzo fí­sico y mental, es que podamos cada uno de nosotros disfrutar de nuestros ingresos, en la forma que cada uno de nosotros desee, satisfaciendo los rubros antes citados, pero por sobre todas las cosas, me inclinarí­a por el último de ellos, el de la posibilidad de tener esparcimiento.
Tómalo desde el punto de vista que quieras, yo me enfocare más al hecho de tratar de retribuir a los que nos rodean, con tiempo de calidad, que le permita a cada uno de los miembros de una familia, tener un motivo que justifique la ausencia del “trabajador”.
Lo que te quiero decir es bien simple, si a pesar de tu esfuerzo, de las ausencias en tu hogar, de tus desvelos y trasnochadas, todaví­a te quedó tiempo, y dinero para, por ejemplo, salir al cine, tomar un helado o una cerveza y compartir de la forma que quieras con tus seres queridos, casi puedo asegurarte que tu salario, por más mí­nimo que sea, esta satisfaciendo una de las más altas necesidades de todo ser humano, la de compartir, y en forma automática, recibir en forma de una sonrisa, o a través de cualquier muestra de cariño lo que con tanto esfuerzo hemos tratado de conservar: nuestro trabajo, y nuestra dignidad.

DEJA UNA RESPUESTA