1538213233_793590_1538215891_noticia_fotogramaLas autoridades indonesias confirmaron este sábado la muerte de al menos 384 personas en la ciudad de Palu, una de las más afectadas por un seísmo de magnitud 7,5 en la escala Richter registrado el viernes y el tsunami posterior, que llevó a la costa olas hasta de tres metros. Se trata de un recuento provisional. Aún se desconocen los daños en otros núcleos urbanos aún incomunicados y se teme que otros cientos de personas hayan quedado atrapadas bajo los escombros de las miles de casas que se han derrumbado. El balance de heridos, también provisional, asciende a 540.

El área central de la costa occidental de isla de Célebes (Sulawesi en indonesio) sufrió el viernes dos seísmos: uno de magnitud 6 -que causó un muerto y algunos heridos más- y otro mucho más potente de 7,5. Este último temblor desencadenó un tsunami que, según se aprecia en los vídeos publicados en las redes sociales, se llevó por delante varios edificios en Palu mientras los habitantes huían para refugiarse en las zonas altas.

El portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres, Sutopo Purwo Nugroho, aseguró que los daños por el tsunami son “extensos”, según recoge la agencia Reuters. La cifra de fallecidos incluye solamente los cuerpos hallados en las proximidades de la ciudad de Palu, pero no los del distrito costero de Donggala, también muy afectado por la catástrofe pero cuyos daños no se han podido evaluar aún. En Palu y Donggala viven unas 600.000 personas. Las autoridades, que están trabajando para restablecer las comunicaciones y el suministro de electricidad, han advertido que la cifra de víctimas irá en aumento a medida que se abra el acceso a estas otras áreas afectadas.

Daños en uno de los hospitales de Palu.
Daños en uno de los hospitales de Palu. ANTARA FOTO REUTERS

“Cuando surgió la amenaza, muchas personas permanecieron en la playa y no corrieron a refugiarse inmediatamente”, dijo el portavoz de la agencia. “Se encontraron muchos cuerpos a lo largo de la costa, pero la cifra exacta se desconoce”, añadió.

La agencia meteorológica del país emitió una alerta de tsunami tras el seísmo más potente, que se produjo aproximadamente a las 17.00 hora local. El aviso se canceló media hora después. La prontitud con la que se levantó la alerta ha sido criticada por la opinión pública, especialmente porque las autoridades tardaron prácticamente tres horas a confirmar que el tsunami había ocurrido y los vídeos de los destrozos provocados por las olas llevaban tiempo compartiéndose en las redes sociales. La agencia sostiene que el maremoto llegó a la costa antes de que la alerta fuera desactivada.

En Palu se teme que haya cientos de personas atrapadas bajo los escombros. Según la agencia de noticias oficial indonesia Antara, el mayor centro comercial de la ciudad, varias clínicas e incluso un hotel de ocho plantas que estaba prácticamente lleno se desplomaron con decenas de personas en su interior. Se desconoce también la suerte de otros cientos de residentes que se agrupaban en las playas con motivo de un festival local que se celebra una vez al año y que comenzaba el viernes. La cifra de desaparecidos es confusa, dicen las autoridades, porque hay personas que siguen refugiadas en lugares seguros y han evitado volver a sus casas ante las fuertes réplicas que se han producido.

La escasez de personal médico junto a la destrucción parcial o completa de varias clínicas han provocado que decenas de heridos no hayan recibido aún tratamiento. Según se observa en las imágenes de televisión, muchos se agolpan a la intemperie a la espera de ser atendidos. Yakarta ha enviado efectivos del ejército y ayuda humanitaria a la zona afectada, pero su llegada es complicada por los daños que ha sufrido la pista del aeropuerto de Palu, en el que no pueden aterrizar grandes aeronaves.

Este verano, una serie de seísmos asoló la isla de Lombok, situada al suroeste de Célebes, y dejó más de 500 muertos, 400.000 desplazados y más de 80.000 edificios dañados. En 2004, un fuerte terremoto en el norte de la isla de Sumatra generó un tsunami que mató a unas 280.000 personas en una docena de naciones bañadas por el océano Índico, la gran mayoría de ellas en Indonesia. El país se encuentra en el llamado anillo de fuego del Pacífico, una zona de fuerte actividad sísmica.

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