(CNN) — Separatistas prorrusos forzaron este lunes a la policía a desalojar un edificio en una ciudad ucraniana del este, mientras que un ultimátum del gobierno para que los manifestantes abandonen los edificios ocupados pasó sin consecuencias inmediatas en otras dos ciudades.
Un video de una manifestación en la ciudad ucraniana oriental de Horlivka mostró a manifestantes enfrentándose a la policía y caminando por el edificio, que tenía pequeños incendios y ventanas rotas.
Un hombre, con uniforme de la policía, fue brutalmente golpeado y luego llevado a una ambulancia mientras los espectadores le gritaban.
La toma del edificio es un caso más para el gobierno en Kiev.
El presidente interino Oleksandr Turchynov había dado a los manifestantes prorrusos en otras ciudades de Ucrania oriental un plazo que se venció a las 02:00 horas para desarmarse o hacer frente a una “operación antiterrorista a escala completa” de las fuerzas armadas de Ucrania.
Pero la fecha límite pasó sin ninguna señal de que fuera seguida en las ciudades orientales de Donetsk y Slaviansk. No había movimiento en el edificio del gobierno regional de Donetsk, que ha estado ocupado durante más de una semana.
En Slaviansk, los manifestantes prorrusos se arremolinaban con escudos improvisados fuera de la comisaría ocupada.
Plazos similares en el pasado llegaron y se fueron sin consecuencias.
Horlivka, con una población de unos 300,000 habitantes, se convirtió en la décima ciudad o pueblo en el este de habla rusa de Ucrania —principalmente en la región de Donetsk— donde los activistas tomaron edificios de seguridad o del gobierno en los últimos días.
Kiev acusa a Moscú
Desde el domingo por la noche, los edificios gubernamentales y de seguridad en al menos nueve pueblos y ciudades de todo el este de Ucrania, sobre todo en la región de Donetsk, estaban en manos de los manifestantes.
Turchynov dijo que Rusia era responsable del derramamiento de sangre.
Al menos un soldado ucraniano murió en los enfrentamientos entre las multitudes a favor de Ucrania y los manifestantes prorrusos, dijo a CNN una fuente de alto nivel de los servicios de seguridad de Ucrania.
En Moscú, el canciller ruso Sergey Lavrov dijo que cualquier uso de la fuerza contra los manifestantes prorrusos en Ucrania está en contra de una solución duradera a la crisis.
Lavrov dijo que iba a esperar antes de opinar sobre el referéndum propuesto por Turchynov hasta que Moscú conozca las preguntas a votación. Agregó que los activistas prorrusos en el este deben participar de forma activa en la conformación de una nueva constitución.
Molestia en espiral
El enojo entre los habitantes del este es la última muestra de la espiral de ira en Ucrania, que tiene una gran población de habla rusa. La región fue la base de apoyo para el expresidente Viktor Yanukovich, quien fue derrocado en febrero tras meses de protestas en Kiev.
La desconfianza entre la población de la región creció a medida que el poder político en el gobierno nacional cambió rápidamente en una dirección a favor de Occidente, y contraria a Rusia.
Poco tiempo después, los separatistas prorrusos ocuparon la península de Crimea, en el Mar Negro, que Rusia anexó rápidamente. Desde entonces, los manifestantes prorrusos han salido a las calles en las regiones orientales de Ucrania y, en algunos casos, asaltado y tomado edificios.
Tanto el nuevo gobierno de Kiev, así como Occidente, acusaron a Rusia de desestabilizar la región como un pretexto para enviar potencialmente tropas y proteger a la población de habla rusa local.
La OTAN dice que las fuerzas armadas rusas se están concentrando en la frontera oriental de Ucrania, mientras que Moscú dice que solo realizan ejercicios militares.
La noche del domingo, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró una reunión urgente, previamente programada, para discutir la situación de empeoramiento de la crisis. Se negociaron condenas a la situación y se hicieron fuertes acusaciones.