La calificadora Moody’s considera que los Olí­mpicos darán poco impulso, algo que realmente necesita el paí­s sudamericano.

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De acuerdo con un nuevo informe del Servicio de Inversiones Moody’s, los Juegos Olí­mpicos ayudarán a mejorar la infraestructura de Rí­o, pero las ganancias del sector turismo no salvarán a Brasil de su recesión más larga desde la década de 1930.

“Los juegos tendrán solo un mes de duración y los estí­mulos económicos asociados palidecerán en comparación con la economí­a de Brasil”, dijo Barbara Mattos, vicepresidenta de Moody’s en un comunicado.

 

La crisis en Brasil dio un giro la semana pasada. El Senado votó para iniciar un juicio polí­tico contra la presidenta Dilma Rousseff, obligándola a renunciar temporalmente. Su vicepresidente, Michel Temer, se convirtió en presidente interino el pasado jueves.

El cambio se produjo a menos de 85 dí­as para los Juegos Olí­mpicos en Rí­o. La calificadora dijo que casi todas las instalaciones para las competencias están completas y por debajo del presupuesto. Brasil espera cerca de 350,000 visitantes durante los juegos, lo que representarí­a alzas a corto plazo para las compañí­as refresqueras y de alimentos, así­ como de aerolí­neas y hoteles.

Pero incluso esos beneficios a corto plazo no son una garantí­a. Brasil se ha convertido en la zona cero para el virus del Zika, que podrí­a estar relacionado con microcefalia, un defecto de nacimiento.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) han advertido a las mujeres embarazadas de no asistir a los juegos, y algunas atletas, como la estrella de futbol estadounidense Hope Solo, dijeron que no abandonarí­an el hotel, excepto para los partidos y las prácticas.

Es importante recordar que los JO se producirán durante el invierno de Brasil, cuando la población de mosquitos disminuye.

Aún así­, el temor por el virus del Zika es una razón por la que la venta de boletos para los Olí­mpicos es baja. A principios de abril, el exministro de Deportes de Brasil, Ricardo Leyser, dijo que solo la mitad de los boletos habí­an sido vendidos. La semana pasada, el presidente interino Michel Temer reemplazó a Leyser por Leonardo Picciani, el tercer cambio desde marzo.

El Comité Olí­mpico Internacional (COI) resta importancia a la reorganización polí­tica. En un comunicado, dijo que cualquier cambio de ese tipo no afectarí­a la planificación y organización de los juegos en esta última etapa.

Brasil ha gastado fuertes cantidades a pesar de su gran crisis económica. Se gastó 7.1 millones de dólares (mdd) en inversiones de infraestructura, como una nueva lí­nea de tren, más que lo que gastó durante la Copa Mundial de Futbol en 2014, que se extendió por 12 ciudades.

Estas inversiones no salvarán a la mayor economí­a de América Latina. La economí­a de Brasil se contrajo un 3.8% el año pasado y su banco central pronostica que crecerá 3.5% este año. Su economí­a todaví­a podrí­a estar en números rojos en 2017, según estimaciones del FMI.

Millones de brasileños han perdido sus puestos de trabajo y el nivel de desempleo alcanza los dos dí­gitos. La inflación se ha disparado y la moneda, el real, ha perdido un valor considerable en los últimos dos años. La recesión incluso podrí­a limitar el número de brasileños que viajen a los juegos de Rí­o.

En febrero, Moody’s redujo su calificación de la deuda de Brasil a categorí­a “basura”.

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