Afuegolento
Lic. Irasema Martí­nez Salazar, Terapeuta Familiar

¿Alguna vez has pensado que nuestra mente es como una tienda de antigí¼edades?

Te invito a que realices el siguiente ejercicio  para que analicemos esta idea, solo necesitas algo de concentración, estar relajado y un poco de imaginación, si gustas puedes tomar lápiz y papel y anotar.

Piensa en una tienda de antigí¼edades, visualiza todo lo que hay dentro,  todo lo que veas anótalo, todo es importante hasta el mí­nimo detalle, se especificó y claro en tus ideas. Observa todo, lo nuevo, lo viejo, lo útil, lo innecesario, lo práctico, lo que falta y lo que sobra. Checa la limpieza, el orden, la amplitud, el clima, la iluminación,  los espacios, las sensaciones y las emociones que te provoca esta tienda.

Observa bien y entre todo lo que hay elige un artí­culo, el que más te guste, con el que te identificas, o que represente algo para ti; Anota todas las caracterí­sticas que hicieron ese objeto especial.

Ahora elige uno objeto que no te guste, que te incomode o que nunca comprarí­as; anota todas las caracterí­sticas  por el cual no te identificas con él.

Por último elige un objeto que regalarí­as y anota las caracterí­sticas que buscaste en ese regalo, que fue lo que tomaste en cuenta para elegirlo como un obsequio.

No te lí­mites al hacer tu lista de caracterí­sticas y descripciones  de cada objeto y de la tienda en general,  una vez hecho esto comparemos nuestra mente con esta tienda.

El artí­culo con el que te identificaste es muy parecido a encontrar en nuestra mente habilidades, cualidades y sentimientos bondadosos, es la parte interna que más nos gusta y posiblemente ya la hemos identificado y la estamos desarrollando o tal vez aún está esperando ser descubierta y usada. Podemos haber elegido un cofre lleno de monedas de oro, una antigua lámpara que da mucha luz, o una hermosa obra de arte. Los pensamientos más positivos que tenemos de nuestra persona están proyectados en este objeto.

El segundo objeto que puede ser un viejo tocadiscos, una joya opaca, o una jaula inservible,  lo podemos comparar con  nuestros defectos y la parte más  incómoda de nuestra personalidad, lo que nos parece inútil y fuera de servicio y que nunca la mencionamos a otros, tal vez hasta se escapa de nuestra conciencia. Cosas que se han guardado por descuido, por añoranza, o  por lo difí­cil que nos parece deshacernos de ella.

El tercer objeto nos sirve para proyectar lo que tenemos para dar, lo que invertimos en las relaciones y lo que decidimos compartir.  Tal vez elegiste un regalo que por lo costoso no lo comprarí­as para ti, pero si para dárselo a alguien más, o un florero sin flores, un enorme y bello espejo, o elegiste cualquier cosa para regalar sin poner atención en las caracterí­sticas del objeto.

Revisa la lista que hiciste anteriormente, para que llegues a tu propia conclusión y utilices este ejercicio para identificar las áreas que creas debes modificar. Utiliza como metáforas  cada una de las descripciones haciendo una relación contigo como en el siguiente ejemplo: El objeto que te identificó se pueden comparar las monedas de oro con tu valor y brillo personal, el cofre con un lugar que guarda grandes tesoros. En el ejemplo de objetos que nos desagradan, en unas flores plásticas  podemos encontrar el temor a ser superficiales y vanos. Checa bien los detalles como cosas duras, frí­as, cortantes, cristalinas, ásperas, valiosas, enormes, pequeñas, a cada palabra dale tu significado.

Nuestra mente es como esta casa de antigí¼edades que acabamos de visitar. En ella hay cosas antiguas, hermosas, sucias, olvidadas  y también lugar para  recibir lo vigente y actual. Nuestra mente está llena de recuerdos, experiencias,  aprendizajes, personas, emociones, sentimientos, que están exhibiéndose  cuando decides entrar. Es sano visitarla frecuentemente para revisar lo que hay dentro. Si las paredes están saturadas de artí­culos que hace imposible admirar lo que ahí­ se exhibe, o a cada paso que das, encuentras un obstáculo impidiéndote avanzar para seguir buscando los artí­culos con los que te identificas, hay tierra, oscuridad, soledad, es tiempo de reorganizar  esta casa. Limpiar y deshacerte de lo inservible, cosas que nadie se llevarí­a o que de tan dañadas empiezan a provocar que todo lo que está alrededor deje de ser llamativo.

Nuestra mente nos agradecerá que hagamos suficiente espacio para que  cosas nuevas y buenas lleguen a nuestra vida, acomodar y despejarla para ver con claridad, tener a la mano lo útil que existe dentro de nosotros, renovar los aprendizajes, acumular nuevas experiencias y aprender a conservar solo lo positivo.

¿Qué te hace falta tirar, que debes conservar, que debes limpiar, que cosas debes traer a tu tienda para que se embellezca y sea tu lugar preferido?

Prepara un lugar donde al entrar cualquiera se sienta cómodo y se quiera quedar.

Si tienes problemas para interpretar deja un comentario y juntos le daremos un sentido.

Lic. Irasema Martí­nez Salazar

 

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