INFOBAE.- Es, aún hoy, un sí­mbolo de la paz. Sin embargo, para los autores Ashwin Desaiy Goolam Vahed,esa historia no es del todo cierta. Los académicos sudafricanos recopilaron documentación de los 21 años en que Mahatma Gandhivivió en el sur del continente como consecuencia de su trabajo en una compañí­a que mudó sus operaciones a Sudáfrica.

Allí­, Gandhiluchó por los derechos de los trabajadores indios en Sudáfrica, pero al parecer tení­a manifestaciones racistas hacia los pueblos nativos que ya padecí­an la mano férrea de la administración blanca. En el libro El Gandhi sudafricano: el camillero del Imperio, tanto Desaicomo Vahedexplican las contradicciones que el “lí­der de la paz” presentó durante sus dí­as en ese continente.
‘El Gandhi sudafricano: el camillero del Imperio’, el libro de Desai y Vahed.
Gandhi “luchaba para permanecer separado de los africanos y los mestizos” y sus “actitudes eran paralelas a la de los blancos” en sus años de juventud, según documentaron ambos académicos. El sí­mbolo de la liberación india creí­a que el poder del Estadodebí­a permanecer en manos blancas en Sudáfrica, y a los africanos los llamaba “negros africanos cafres“, un término súmamente despectivo.
En 1893, en una carta enviada al Parlamento de Natal-la ciudad sudafricana donde habí­a sido destinado-, Gandhi hací­a referencia a que la “creencia general dice que la Colonia India es un poco mejor, en todo caso, que los salvajes o los nativos de ífrica“. Sus cartas contra los hombres de color no terminaron. En 1904 escribió a la oficina de Salud de Johannesburgo que debí­an retirar a los “cafres” de un barrio pobre donde conviví­an con los indios.
Gandhi, según cuentan Desaiy Vahed, hací­a despectivas referencias a las “danzas de guerra” y a la “cerveza de los cafres“, costumbres que su pueblo no compartí­a. Incluso, en su carácter de activista por los derechos de los indios en Sudáfrica, en 1905 se quejó durante una plaga porque las autoridades hací­an compartir los hospitales entre ambos grupos. “Somos llevados juntos indiscriminadamente al hospital“, decí­a quien años después se convertirí­a en un lí­der mundial de la paz.
Uno de los sobrinos nietos del indio, Rajmohan Gandhi, reconoció la condición racista del religioso. “Fue indudablemente ignorante y perjudicó a los negros de Sudáfrica“. Sin embargo, cree que su defensa por los 150 mil indios que viví­an en ese paí­s “allanaron el camino” para la conquista de los derechos de los pueblos nativos.
Sin embargo, según consignó la BBC, “Gandhi creí­a en una hermandad aria“. Los autores explican que esta creencia de Gandhi implica que los blancos y los indios están en una escala superior a los negros. “En la medida en que aceptó el poder de la minorí­a blanca y estaba dispuesto a ser un socio menor, era un racista“, concluyen Desai y Vahed. Y agregan una contradicción extendida: “Si Gandhi formó parte del sentido común de racismo de esa época, entonces ¿cómo califica esto a una persona que forma parte del panteón de los héroes de la liberación de Sudáfrica?“.

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