Palaú, Coah.- ¡A mí me gusta leer, los celulares no me gustan!, Así empezó la plática que mi compañero comunicador de Múzquiz, Luis Parra Quintero, tuvo con el niño Abdiel Delgado Arredondo, alumno de la escuela primaria Cuauhtémoc ubicada en el tiro 4 en el mineral de Palaú, en el municipio de Múzquiz.

Sin duda, tal y como lo cita al postear la transmisión en vivo en su perfil de Facebook, mi compañero, Abdiel es un alumno en peligro de extinción.

Hoy los padres ya no batallan, le dan el Iphone al hijo para que se “entretenga”, es más, para que no “chille” ni se ponga “insoportable”.

Lejos de ayudarnos, esto va creando una cultura dependiente completamente de los equipos celulares. Los niños de hoy saben mejor bajar aplicaciones que la forma en la cual deben saludar a su semejante que se “topan” al cruzar la calle.

¿Eso es cultura?, me preguntó. No creo que sea Cultura general, es más bien el modo cómodo como vamos llevando la vida. Luego nos quejamos de hijos rebeldes, de jóvenes que no valoran la vida, de adolescentes que no solo quieren acabarse el mundo, sino más bien lo enfrentan, pero sin saber cómo.

La charla de mi compañero con ese niño de primaria, quien vive a pocas calles de la escuela, en el sector conocido como Las Frutas, debería de ser una reflexión para quienes somos padres.

“Desde pequeño yo tomaba los libros del trabajo de mi papá y los empezaba a leer”, relata, el infante que apenas cursa los primeros años de primaria. Su padre, es conductor de transporte de carga. No es necesario ser de un sector considerado como acomodado para tener gustos por la literatura.

En sus palabras, y con la dificultad que a esa edad permite expresarse, el menor, hace una breve reseña del último libro que leyó “El príncipe Feliz”. Narra como un rey, que es una estatua, al notar la presencia de los pobres pide a una golondrina que les dé oro o diamantes para que puedan tener comida.

Pese a la crueldad que se enfrenta de niño con los propios niños, Abdiel mantiene su gusto por la lectura.

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