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Juan Manuel Flores Sánchez alias “El Melí­n”, clama perdón, pues asegura que los celos lo cegaron y simplemente el coraje fue más fuerte que él, lo que lo llevo a cometer el homicidio que consternara a la opinión publica la mañana del domingo 24 de noviembre del 2013 en Sabinas.

EDITORIAL.- “Me cegaron los celos, y me ganó el coraje” Así­ empieza la explicación de por qué mató a dos personas. Así­ empieza el intento de buscar un perdón que para el creyente sólo Dios lo puede dar. Así­ empieza el intento de justificar una acción que no tiene justificación…
Qué arrepentido estaba aquel que acabó con la vida de dos personas, una de ellas, la madre de sus hijos. Recibir de frente a una persona que se reconoce ser un asesino no es nada fácil, el que se esconde tras una capucha roja y barba, llegó a Canal 5 TV en un coche. Temeroso, dispuesto a contar su versión, arrepentido… muy tarde. “Me estaban pasando muchas cosas por allá –Piedras y Acuña, a donde huyó-, muchas cosas que ya no aguantaba, cosas que mi conciencia ya no me dejaba, no me dejaba tranquilo ya, ya no aguanté todos los dí­as, todos los dí­as ya hasta sueño todo eso, lo traigo bien clavado en mi conciencia”. La conciencia del que es capaz de matar a sangre frí­a también hace estragos, también recibe la visita en lo más profundo de sus entrañas. Cuatro meses de pesadillas, cuatro meses preguntándose qué habí­a hecho… todo por los malditos celos. “Me ganó el coraje”. Qué pena que ese coraje no haya servido para comportarse como hombre, para alejarse de la persona con la que ya nada podí­as tener, para dejar la vida seguir su orden natural, para que esos hijos no hayan quedado marcados para siempre. Tu maldito coraje, tus malditos celos, dejaron a unos hijos sin madre, aquellos que algún dí­a te llamaron papá y ahora te llamarán “el asesino de mi madre”. Qué pena que el coraje no lo hubieras guardado en tu interior y te hubieras dado la vuelta dejando a cada uno vivir su vida. Qué bueno que te entregaste para que se haga justicia… pero quiero que sepas que esas pesadillas no se van tan fácil, aunque estés tras las rejas.
Que sirva esto de lección a los cobardes.

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