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(CNN) –Al parecer, cada pocos años se anuncia algún hallazgo arqueológico de gran importancia bí­blica, el cual casi siempre tiene que ver con Jesús o con el rey David. Esta semana fue Jesús y es uno grande.

Justo adentro de las paredes occidentales de la Ciudad Vieja de Jerusalén, bajo la alta fortificación de la era Otomana, conocida equivocadamente como la Torre de David, los arqueólogos proclamaron esta semana el descubrimiento del sitio donde Jesús fue juzgado por Poncio Pilatos y en el que fue condenado a morir crucificado.

Para ser más exactos, ellos proclamaron la apertura del sitio a los visitantes (léase: turistas), el cual ahora ha sido excavado y preparado para su exhibición al público.

Sin señalar la ubicación precisa, los estudiosos han sabido desde hace tiempo que el juicio debe haberse llevado a cabo en algún lugar de los alrededores en general, a pesar del hecho de que la tradición ha llevado a creer que el lugar del juicio fue en la Fortaleza Antonia, del lado completamente opuesto de la Ciudad Vieja.

Primero, los antecedentes:

Según el Evangelio de Mateo, el juicio de Jesús ante Pilatos sucedió en un lugar llamado el pretorio. Originalmente, el pretorio fue un término usado para referirse a la tienda del general cuando acampaban para la guerra –y por tanto, el lugar donde se tomaban las decisiones militares más importantes– y llegó a ser el término cuyo significado era el palacio o el centro administrativo para los oficiales de muy alto rango.

En Jerusalén, este fue el palacio de Herodes el Grande, y según antiguos testigos, fue en el palacio de Herodes, el cual visitaban los prefectos romanos, como Pilatos, el lugar donde se realizaba cualquier juicio necesario durante sus visitas a la ciudad capital.

Los mismos antiguos escritores declararon que el palacio de Herodes estaba en la parte occidental de Jerusalén, cerca de la Torre de David.

En base a esto, los estudiosos han dudado durante mucho tiempo, de hecho han rechazado rotundamente, la idea de que la Fortaleza Antonia situada en el lado nordeste de la ciudad fuera el lugar en donde estaba ubicado el pretorio y donde se llevó a cabo el juicio.

Este anuncio, el más reciente, ha sido aclamado como un éxito de taquilla, en gran parte porque la Fortaleza Antonia es la primer estación de la cruz en la Ví­a Dolorosa, el camino que se piensa que Jesús tomó desde el lugar donde se llevó a cabo su juicio hasta su crucifixión y entierro en el Gólgota, terminando en el Santo Sepulcro.

La Ví­a Dolorosa es un importante sitio de peregrinación y una gran atracción turí­stica. Pero si la primera estación está del lado completamente equivocado de la ciudad, entonces todo el asunto arroja dudas.

El museo de la Torre de David, el cual alberga la exhibición del recién descubierto sitio del juicio, abiertamente alberga la esperanza de atraer a los peregrinos y a otros visitantes interesados, y es seguro que así­ será.

Sin embargo, lo que no se debe pasar por alto, es que una importante revelación arqueológica de la vida y muerte de Jesús se mantuvo en secreto durante 15 años, pues el descubrimiento del palacio de Herodes debajo de la Torre de David se realizó por primera vez en 2001, como parte de un proyecto de expansión del museo.

El momento en el que se dio el anuncio está vinculado por completo al ingreso económico que generan los turistas más que al notable significado histórico y religioso del descubrimiento, en sus propios términos.

Esto puede sonar cí­nico, pero es una nota predominante, especialmente en Jerusalén, donde la integración de la historia, la religión, la arqueologí­a y el turismo está en el corazón mismo de la economí­a de la ciudad.

El hecho de que este descubrimiento no disminuirá de manera significativa el interés de caminar por la Ví­a Dolorosa es una apuesta segura, puesto que las costumbres y tradiciones son extremadamente difí­ciles de romper, incluso cuando se cuenta con la mejor evidencia histórica.

Lo que es más probable que suceda es que habrá dos lugares del juicio de Jesús que coexistirán felizmente, así­ como hay dos lugares con la tumba de Jesús: el Santo Sepulcro y la tumba del jardí­n.

A pesar de haber sido dividida por el conflicto, Jerusalén permanece como uno de los lugares más pluralistas de la tierra desde el punto de vista religioso, y ese pluralismo en ninguna parte es mejor ejemplificado que en el compartir, duplicar, y a menudo solamente la simple creación de sitios religiosos.

Sin embargo, desde la perspectiva de un erudito, es bueno que en este caso, la trascendencia de un descubrimiento arqueológico para la industria del turismo, realmente se iguale con su importancia histórica.

Es mejor que haya sido 15 años tarde que nunca.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente al autor.

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