Asís.- El papa Francisco y líderes de otras religiones dijeron “no a la guerra” el martes y prometieron oponerse al terrorismo en el nombre de Dios, llamando a los políticos a escuchar el “lamento angustiado de tantos inocentes”.

“Tenemos sed de paz, queremos ser testigos de paz”, clamó el Papa desde la ciudad medieval cuna de San Francisco, el santo de los pobres, que inspira su pontificado.

Francisco viajó en helicóptero a la ciudad de Asís para asistir a una cumbre con otroslíderes religiosos, que se realizó para marcar el aniversario número 30 delprimer encuentro de ese tipo, organizado por el papa Juan Pablo II en 1986.

En el evento cerrado de tres días cerca de 500 representantes del cristianismo, el islam, el judaísmo, el budismo, el hinduismo, el sintoísmo, el sijismo, el zoroastrismo y de otras religiones se reunieron con el fin de discutir formas en las que sus miembros podrían promover de mejor forma la paz y la reconciliación.

Francisco, quien dio dos discursos y compartió comidas con los líderes, dijo que la indiferencia ante el sufrimiento se había vuelto “un nuevo y profundamente triste paganismo”, que llevaba a algunas personas a dar la espalda a las víctimas de la guerra y los refugiados tal como uno cambia de canal en la televisión.

“Nosotros no tenemos armas. Pero creemos en la fuerza mansa y humilde de la oración. En esta jornada, la sed de paz se ha transformado en una invocación a Dios para que cesen las guerras, el terrorismo y la violencia”, dijo el pontífice.

Cerca del final de la reunión, los miembros de cada religión oraron por las víctimas de guerras y por los refugiados que huyen de las guerras.

Nombraron a países como Colombia, México, “herido por el narcotráfico”, o Venezuela, pero también la República Democrática del Congo, Libia, Tierra Santa, Mozambique, Somalia, Afganistán o Ucrania.

“Sólo la paz es santa, no la guerra”, declaró Francisco.

Los representantes de las distintas creencias firmaron también un documento en el que prometieron “oponerse a todas las formas de violencia y abuso de la religión que buscan justificar la guerra y el terrorismo”.

“¡No a la guerra! Que el lamento angustiado de tantos inocentes no sea ignorado. Instemos a los líderes de las naciones a eliminar las causas de la guerra: el deseo por el poder y el dinero, la codicia de los traficantes de armas, los intereses personales y las venganzas por errores pasados”, decía el texto.

Al encuentro, que contó con la presencia de seis premios Nobel de la paz, de la activista antiminas personales Jody Williams, asistieron unas 5 mil personas y se concluyó con un minuto silencio en recuerdo de todas las víctimas de las guerras.

Entre los invitados, que contaron su propia experiencia durante la ceremonia, figuraba la siria Tamar Mikalli, profesora de inglés en Alepo (norte de Siria).

“Cuando digo Alepo, la ciudad donde nací, crecí y me casé, mi corazón se quiebra”, confesó, tras haber perdido todo a causa de los bombardeos.

Con un largo aplauso fue acogido el testimonio del rabino israelí David Brodman, deportado a los 7 años a un campo de concentración nazi.

“Quiero decirle al mundo que es posible ser amigos y vivir juntos en paz aún si somos diferentes”, destacó.

DEJA UNA RESPUESTA