LC miniEDITORIAL.- Nunca, o casi nunca, hay consenso. Ese es el mayor problema que está demostrando el PRI en la Región Carboní­fera. En casi todos los meses previos a elecciones importantes para la ciudadaní­a, aparecen tres o cuatro voces de personas que quieren subirse a liderar la maquinaria priista de cara a la elección que llegará. El problema es que cuando se elige desde el partido el candidato, los otros que quedaron relegados a un segundo plano y que no han visto favorecidos sus intereses, dan un paso considerable hacia atrás en el apoyo del nuevo lí­der y entonces se produce la debacle. O cuando los que querí­an “hueso” no lo tienen, gritan al cielo escudados en el daño que se hace a la ciudadaní­a. Pero lo curioso es que cuando el PRI pierde una elección, los culpables son todos menos los que han estado poniendo piedras en el camino.
En San Juan de Sabinas ganó por poco la elección municipal, pero en el único municipio que esto no ocurrió fue en Múzquiz, y los resultados hablaron por sí­ solos. Luis Santos arrasó con todo y con todos en la última elección. Sólo en este municipio se vio al PRI unido como bloque para lograr un objetivo común.
El problema de muchos que dicen ser priistas es que no lo son. Me explico, son del PRI sólo cuando sus intereses están en juego, pero no tienen esa solidaridad con el compañero cuando el candidato es otro. Decir esto, que no es polí­ticamente correcto, lleva a que se oigan frases como “yo no apoyaré” o “votaré por el PRI con mi familia pero no haré más”, o “llevo cuatro años trabajando para que me den el puesto de candidato y ahora se lo dan a otro, pues a ver si gana”, “si yo no estoy que se preparen para la grilla”… etc, etc.
Es por esto que el PAN saca ventaja. Como partido polí­tico demuestran consenso en sus candidatos y si no lo hay, al menos lavan sus trapos en casa y no públicamente.
En esta contienda están muchas cosas en juego y el PRI tiene otra oportunidad de trabajar en grupo, con sus bases, para revertir una situación que para el revolucionario institucional, está siendo ya algo común, perder elecciones.  Ahora dicen que hay unidad en el PRI de Sabinas, que todos van a una… y será casi con toda probabilidad con Carolina. Si es así­, van unidos, tendrá mucho que ganar el Revolucionario Institucional, pero ¿Será verdad?
Es significativo que haya distritos que peleen un puesto en la elección de la diputación aunque sea tirándole al compañero de partido, poniendo trabas a su función o criticando bajo la mesa aquello que aplauden por encima. Es lamentable para una institución polí­tica de la magnitud del PRI que aquellos que se sienten con galones de lí­der priista utilicen esa casa para hacer un trabajo sucio en las cloacas de un municipio, con la finalidad de ser cabeza de león cuando estaban llamados a ser colas de ratón. Cuándo se darán cuenta que los candidatos deben ser aquellos que el pueblo reclame y no los que más influencias tengan.
Es por esto que el PRI es su mayor enemigo, en su idiosincrasia, en su carácter natural, desde sus inicios, ha estado plasmado este ADN egoista de algunos de sus lí­deres… es difí­cil cambiar esta situación, pero el revolucionario deberá intentarlo si no quiere seguir perdiendo terreno en pos del partido azul. Por eso si el PRI quiere retomar el camino de la victoria, sus lí­deres deben saber que hay que trabajar con la base por un bien común pues lo cortés no quita lo valiente, y si gana una persona u otra, el verdadero priista sabe que el que vencedor final será el tricolor.

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