politiqueando
Jorge Aurelio Gutiérrez Hernández, locutor

Benditos maestros, a ellos les debo lo que sé, que no es mucho, pero que no fue cosa de ellos, sino mí­a, ya que en ese tiempo yo creí­a que todo lo sabí­a, ellos se esforzaron para que yo aprendiera, sin tener mucho éxito, ya que yo me dedicaba a dibujar en las hojas en que debí­a de tener la tarea, o en las clases que me dictaban. A esos maestros todo mi agradecimiento, eran maestros por vocación, antes no habí­a mucho problema, que si el sindicato, que si la reforma educativa, no… antes trabajaban de 8 a 12 y de las 2 a las 6… ¡ah! pero sí­ nos enseñaban aunque fuera a borradorazos , reglazos, varazos o a gisasos. Tení­an la paciencia para enseñarnos a escribir, a leer, y si alguno no asistí­a, inmediatamente preguntaban a todos qué nos habí­a pasado o por qué no habí­amos asistido a clases… ¿qué si eran duros? Eran muy duros, pero era por nuestro bien.

Ahora los maestros andan en la polí­tica para ver si se les hace algún puesto en algún nivel de gobierno, o andan haciendo campaña para agarrar algún puesto en el sindicato, ahora que si se van a protestar por la reforma educativa, porque les va a quitar muchas prerrogativas que tienen, gracias al esfuerzo que realizaron para que llegara tal o cual profesor a un puesto polí­tico, o gracias al sindicato, no, con esto no digo que ya no existan maestros de vocación o que no hay profesores que dignifican su profesión. Hay muchos y muy buenos, pero hay muchos también que nunca han pisado una aula, o tienen añales en puestos públicos, o de comisión en el sindicato, o maestros que están como la puerta de Alcalá, nomas están viendo pasar el tiempo, otros que nunca se preocuparon por prepararse o actualizarse en sus materias, otros que nunca han pasado un examen de evaluación, ¡ah! pero eso sí­, para protestar son muy buenos, y le echan al gobierno, pero ¿cuándo se preocuparon por prepararse?

Yo felicito a los maestros que después de pasarse toda la semana dando clases y batallando con los alumnos, que dicho sea de paso, no son unos angelitos, y con unas madres o padres de familia que creen que la escuela es la guarderí­a para sus hijos y que los maestros se los van a cuidar y a enseñar los valores que deben de aprender en su casa, y todaví­a tienen que ir los fines de semana a tomar clases para una licenciatura o una maestrí­a, o simplemente para estar actualizado en su carrera magisterial, a esos maestros sí­ los felicito, y les deseo todo el éxito del mundo.

Antes se decí­a que la escuela estaba donde estaba el maestro, a veces debajo de un árbol, en una bodega, en una casa desocupada o que les fue prestada mientras se reparaban las aulas de la escuela, ahora es raro, si no hay escuela no hay clases, se prepara una manifestación y dejan a los alumnos sin clases, pero en fin, ahora los niños casi no saben leer ni escribir, no saben nada de matemáticas, español, bueno antes le decí­amos gramática, pero ahora lo arreglan porque las computadoras traen corrector ortográfico, civismo, ya no les dan.

Ahora en México lindo y querido estamos por los suelos en la educación,  salvo algunas instituciones que se salvan del panzazo, ahora se preocupan más por que les paguen su sueldo y lo del sindicato,  que la educación de los niños.
Ahora los maestros buscan una comisión sindical, un puesto público, una doble plaza, acomodar un pariente aunque este no sepa nada de educación, pero así­ está la cosa.

Bueno, esta es mi humilde opinión.

¡Ah! pero a los verdaderos maestros, mártires de la S.E.P… mis felicitaciones.

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