Néstor Martínez alega que la aerolínea fue negligente al permitir que despegara el vuelo 2431 en medio de una tormenta de fuertes vientos, lluvia y granizo.

Por negligencia, un profesor de origen mexicano y residente de Chicago, Estados Unidos, quien estaba a bordo del avión de Aeroméxico accidentado este martes en Durango demandó a la compañía aérea, según documentos judiciales.

Néstor Martínez, de 43 años, quien estaba de vacaciones en Durango, alega en los documentos presentados este jueves en la corte del condado Cook, en Chicago, que Aeroméxico fue negligente al permitir que despegara el vuelo 2431 en medio de una tormenta de fuertes vientos, lluvia y granizo.

El abogado Thomas A. Demetrio, que lo representa, declaró este viernes a medios locales que Martínez busca una compensación monetaria no especificada.

“Se puede despegar con mal tiempo, pero hay que hacerlo de la manera apropiada, y en ese aspecto centramos la demanda”, dijo.

La demanda fue presentada en Chicago dos días después del accidente, donde 49 personas resultaron heridas, pero no murió ninguno de los 103 ocupantes del avión.

Entre los heridos está el sacerdote mexicano Esequiel Sánchez, rector de santuario de la virgen de Guadalupe, en Des Plaines, cerca de Chicago.

Sánchez sufrió la fractura de un brazo cuando el avión, un Embraer 190, de fabricación brasileña, se estrelló cerca del aeropuerto de Durango, apenas despegó y sin haber logrado mucha altitud.

La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que investiga las causas del accidente, informó ayer jueves que ya se inició la remoción de los restos del avión que se accidentó al despegar del Aeropuerto Guadalupe Victoria de Durango.

El organismo recordó que el miércoles se recuperaron las memorias no volátiles de la aeronave, grabadoras de voz y datos conocidas como cajas negras, las cuales serán procesadas para la extracción de la información.

La demanda fue presentada en Chicago dos días después del accidente, donde 49 personas resultaron heridas, pero no murió ninguno de los 103 ocupantes del avión. Foto: Cuartoscuro

‘ESTOY BIEN MAMÁ, NO TE PREOCUPES’, DIJO EL PILOTO DEL AVIÓN ACCIDENTADO

Jesús Grijalva fue el primer extraño con quien Carlos Galván –capitán del avión desplomado el martes por la tarde en Durango-, tuvo confianza para pedir comunicación con los suyos e inyectarles confianza antes de entrar al quirófano de donde no sabría si saldría.

Quiero hablar con mi mamá, le dije deme su número yo se lo marqué y entonces le habló, le dice: ‘¿Mamá cómo me escuchas?’, la mamá obviamente ya sabía que había habido un accidente, yo creo que la mamá le contestó pues bien… ‘estoy bien mamá, no te preocupes’”, comentó Jesús Grijalva, neurocirujano del Hospital 450 del estado de Durango.

Luego de hablar con su madre, el capitán “envuelto” en gritos de dolor preguntó por sus pasajeros y compañeros de vuelo.

Me preguntó: ‘¿hubo muertos?’, le preocupaba todo eso y luego me preguntó: ‘¿cómo está mi tripulación?’”, relató Grijalva.

Al conocer que tripulación y pasajeros se encontraban con vida, el capitán Carlos Galván preguntó por su salud al hombre que minutos después y por casi cinco horas lo intervendría quirúrgicamente.

Me preguntó: ‘¿voy a volver a caminar?’ Le dije, no sé, porque le digo la médula va en medio; el ya no tenía sensibilidad en sus piernas, entonces le dije: ‘no sé qué va a pasar, hay que operarlo porque la columna está destrozada”, agregó Grijalva.

Ya en quirófano, y con un panorama adverso, los médicos encontraron para su sorpresa que a pesar de la terrible lesión, la médula estaba íntegra y a salvo.

Me sorprende a mí, durante la cirugía encontramos, pues sí, efectivamente la columna fracturada, la capa que cubre a los nervios y a la médula estaba intacta, no se rompió”, dijo.

A 24 horas de la operación, el capitán sorprendió a los médicos.

Me dice: ‘mire doctor, ya muevo los dedos de los pies’, y yo… Tiene Carlos un ánimo impresionante”, destacó Grijalva.

En tres días, el capitán Carlos Galván podrá ser trasladado a la Ciudad de México para continuar con su rehabilitación, los médicos aún desconocen las secuelas y si volverá a volar una aeronave.

Por lo menos, caminar sí; en la columna se le colocaron ocho tornillos, cuatro de cada lado, dos barras y uno en cruz entre ellos, entonces queda una estructura muy rígida”, dijo.

El capitán Carlos Galván es ahora una leyenda de terapia intensiva del Hospital 450; bromea con el equipo que lo ha cuidado.

DEJA UNA RESPUESTA