Afuegolento
Lic. Irasema Martí­nez Salazar
Terapeuta Familiar.

Los espacios, lí­mites, respeto, privacidad, entorno y hábitos que encontramos en casa, ayudan o dificultan nuestra interacción con la sociedad y moldean nuestra personalidad.
La situación económica por la que atraviesa el paí­s, nos deja sin muchas opciones para elegir la vivienda en donde queremos establecernos y ver crecer a nuestros hijos, por lo que una casa de interés social hoy en dí­a es la opción  para la mayorí­a de los  trabajadores.
Y aunque contar con el patrimonio de una casa,  es una bendición, vivir ahí­,  trae consecuencias que, si no son tomadas en cuenta, puede afectar tanto la personalidad como la convivencia de sus ocupantes.
Uno de los  problemas son los espacios, pues son muy reducidos entre casa y casa por lo que interactuar con los vecinos es inevitable, volviéndose muy  importante mantener una buena relación con ellos, pues por largo tiempo se tendrá al lado a un buen vigilante  y aliado para proteger a la familia o una mala relación que puede llegar a ser intolerante.
Dentro de la casa de interés social se viven varias dificultades como puede ser la falta de lí­mites,  fí­sicos y psicológicos, pues no tener  recamarás suficientes para los miembros de la familia y el hecho de que desde  cualquier punto, puede visualizarse  todo el interior de la casa hace que se pierda  la privacidad tan anhelada por todos, resultando familias amalgamadas (esta palabra viene del verbo amalgamar, que significa “entremezclar, hacer fusión”). Una familia amalgamada es una familia en donde no existe respeto por el espacio vital fí­sico, mental y/o emocional, impactando las relaciones de sus miembros,  principalmente el matrimonio y familias con hijos  adolescentes, ya que la individuación y lí­mites son importantes en su crecimiento y madurez. Imaginemos niños pequeños entrometiéndose en las dificultades económicas de los padres, o adolescentes siendo reprendidos delante de toda la familia, y los problemas de pareja ventilándose desde los hijos hasta el otro lado de la pared donde atentamente escucha la vecina.
Existe otra dificultad en los lí­mites a la hora de decidir  dejarlos salir a jugar. En ocasiones caemos en conductas  sobreprotectoras cuando consideramos que el entorno no es adecuado para nuestros hijos, aprisionándolos en el hogar, para evitar las “mala amistades” o la delincuencia según sea el problema social que predomine en el vecindario, teniendo como resultado niños que ven por muchas horas la televisión o abusan de la tecnologí­a y desarrollan pocas habilidades fí­sicas y sociales; Encontramos en el otro extremo, niños que pasan demasiado tiempo en la calle, pues sus padres prefieren eso, a tener que lidiar con ellos dentro del hogar. Cualquiera de estos dos extremos influye en la personalidad y conducta  de nuestros hijos.
¿Y como afecta en los hábitos? Es probable que en una casa pequeña haya poco espacio para ordenar objetos, por lo que acumular se hace un mal hábito que trae como consecuencia que existan pocos espacios disponibles para realizar tareas escolares, laborales y de recreación. Trabajar con poco espacio y  la falta de orden puede propiciar falta de atención y apatí­a por aquello que se tiene que realizar, provocando caos entre los miembros de la familia.
¿Qué hacer? Como ya dijimos antes, tener una casa es una bendición, por lo que, mejorar las condiciones para vivir en ella es una responsabilidad de quien la habita, por lo que se recomienda:

  • Poner atención en los lí­mites ya que es indispensable para la sana convivencia, cuidando que cada uno pueda desenvolverse con  libertad, y ser como desea ser, pero recordando que pertenece a una familia donde apoyarse y cooperar son valores importantes para convivir;
  • Pasar momentos en familia fuera de casa,  de preferencia diariamente;
  • Provocar diálogos y actividades en casa pero también tener claro que   cuando sea necesario, debemos procurar la  intimidad para quien lo requiera.
  • Buscar momentos adecuados para  que la comunicación sea asertiva, es decir comunicar las cosas directamente, de manera clara y si es en privado será de gran utilidad para los integrantes de la familia que agradecerán no verse involucrados en problemas que no les corresponden.

El hogar,  sea pequeño o grande, es un lugar donde los miembros de la familia, pueden encontrar apoyo, protección y refugio a los problemas sociales, laborales, escolares y en general a todo aquello que dí­a a dí­a puede agobiarnos, procuremos que siempre esté listo para recibir, abrigar y dar consuelo  a nuestra familia.

 

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