Francisco-Laura-Cretara-Pedro-AFP_CLAIMA20150304_0083_27CLARIN.- “Una sociedad que descarta a los ancianos porque crean problemas,lleva consigo el virus de la muerte“, avirtió hoy el Papa en su sermón durante la audiencia general de los miércoles en la plaza San Pedro.

En las sociedades actuales“los ancianos están abandonados” ylas familias que pasan mucho tiempo sin visitarlos y confortarlos “incurren en pecado mortal”, destacó Francisco, que usó conceptos impactantes. Recordó con semblante y tono serios que una sociedad “donde no hay honor par los ancianos, no tendrá futuro para los jóvenes”.

Los mensajes pastorales del Papa argentino son cada vez más netamente sociales y progresistas, marcadas a fuego por los valores de la misericordia, el perdón y la solidaridad con el prójimo que Jorge Mario Bergoglio inculca en su estilo pastoral que representa una revolución evangélica.

Francisco recordó sus experiencias en la Argentina, donde antes de ser elegido pontí­fice, en marzo de 2013, fue durante doce años cardenal primado de Buenos Aires.

Bergogliovisitaba casas de reposo de ancianos y geriátricospara conversar con los iejos. Una señora le dijo que su hija no vení­a a verla desde hací­a ocho meses.“¡Eso es un pecado mortal!”exclamó.

Los ancianos están abandonados y no solo en la precariedad material sino en las numerosas dificultades que hoy deben superar para sobrevivir en “una sociedad que no les permite participar”.

“Los ancianos deberí­an ser para toda la sociedad la reserva de sabidurí­a de nuestro pueblo”, dijo Bergoglio.

Ante una multitud conmovida en la plaza San Pedro, con tantos ancianos que no podí­an contener las lágrimas, hací­an señales en dirección al Papa y le agradecí­an en voz alta, Fancisco contó una anécdta de las que le referí­a su abuela italiana:

“Mi abuela me contó que en un pueblo un hombre prohibió a su anciano padre comer con él y con su familia en la mesa porque se manchaba con la comida y le hací­a quedar mal delante de sus huéspedes. Por eso le construyó una mesa en la cocina donde el nonnocomí­a solo. Pocos dí­as despues llegó a casa y encontró a su hijo pequeño jugando con madera en el suelo. Le preguntó que hací­a y el chico le respondió que se construí­a una mesa para cuando fuera anciano y debiera comer solo”.

Bergoglio explicó a la multitud como la anécdota demuestra que “los niños tienen más conciencia que nosotros”.

La cultura del descarte de los grupos humanos más débiles, uno de los temas favoritos de la labor pastoral de Francisco, hace que “a los ancianos se los deseche y que muchos de ellos viven con angustia en situación de abandono”.

“Los ancianos son hombres y mujeres, padres y madres, que han estado antes en una buena vida. Hombres y mujeres de los que hemos recibido mucho. El anciano no es un ser ajeno, el anciano somos nostros. Esto es inevitable dentro de poco o mucho. Si no aprendemos a tratar a los ancianos, así­ nos tratarán a nosotros”.

Sin cercaní­a, sin proximidad a los ancianos, la sociedad se hace “perversa”. Y la iglesia, “fiel a la palabra de Dios, no puede tolerarlo”.

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