5San Juan de Sabinas, Coah.- Haber estado a punto de perder la vida, tras ser asaltados y arrojados del ferrocarril en marcha, en su intento por llegar a Estados Unidos, en busca de oportunidades que permitan mejorar la calidad de vida de su familia, no es limitante para que Pedro Antonio Moya Roque de 46 años de edad, originario de Honduras, mantenga su propósito de llegar al vecino país del norte.

Convaleciente en el centro de salud de Nueva Rosita, Pedro, uno de los sobrevivientes al ataque perpetrado en contra de un grupo de Centroamericanos, quienes fueron asaltados y 2arrojados de la “Bestía”, cuando llegaban al paraje conocido como “Lampacitos”, en el municipio de Escobedo, colindante con la comunidad de Oballos en el municipio de Progreso.

Durante el asalto, uno de los centroamericanos murió, seis más resultaron lesionados, y al menos un menos de 5 años y una mujer, eran considerados en calidad de desparecidos.

3Con probable fractura de pierna derecha y brazo izquierdo, Pedro Antonio, afirma que esta es la tercera ocasión que viaja a Estados Unidos, concretamente al estado de Virginia, donde radica su madre y sus hermanos.

Fue el pasado 26 de diciembre, cuando dijo por tercera ocasión adiós a su esposa y sus cuatro hijos, una de ellas, Cinthia Elena Moya Vázquez, ha estudiado para abogada, gracias al esfuerzo del trabajo que su padre ha hecho en los Estados Unidos, pues en Honduras la situación es difícil.

“Siempre he viajado en autobús hasta la frontera”, recuerda durante su dialogo, sin embargo hace algunos días llego a Monterrey, ahí conoció a un joven de 28 años, quien lo convenció 1para viajar hasta la frontera de Coahuila con Estados Unidos, a bordo del ferrocarril.

Recuerda que la madrugada de los hechos, un grupo de varios negritos, quienes al igual que ellos viajaban de “trampa”, en el tren, empezaron a despojarlos de sus pertenencias, principalmente del dinero, para luego arrojarlos del tren, a pesar de que este estaba en movimiento. Su amigo, a quien conoció en Monterrey, murió a consecuencia de las fracturas por la caída.

4Pedro Antonio recuerda que para ese entonces del viaje, ya solo contaba con 50 dólares en efectivo, dinero que se echó a la boca para no perderlo. Tras ser golpeado y arrojado del ferrocarril, no pudo moverse, pues el dolor generado por las heridas, simplemente lo impedían.

Para realizar este viaje desde Honduras capital, para llevar a Estados Unidos, Pedro Antonio gasto 10 mil Lempiras, una lempira equivale a 23 pesos, más 600 dólares que pidió a sus familiares radicados en el estado de Virginia.

Quedando pensativo por algunos segundos, Pedro Antonio recuerda que fueron horas de angustia 1las que vivió al no poder moverse, estuvo gritando por mucho tiempo, pidiendo auxilio, en medio de la nada.

Fue un trabajador de la empresa Ferromex quien se percató cuando el ferrocarril, el carguero, pasaba por el lugar, notificando de inmediato a las autoridades.

Hoy, hospitalizado en el Centro de Salud de Nueva Rosita, luego de ser atendido en primera 6instancia en Sabinas, reconoce el apoyo de las autoridades, del Gobierno Mexicano, quien lo ha acogido a través de los cuidados médicos.

Sin embargo su viaje no termina aquí. Esta dispuesto y tiene firme el propósito de llegar por tercera ocasión a los Estados Unidos, y seguir trabajando, en Honduras tiene una familia por la cual debe velar y sacar adelante.

Será en las próximas horas cuando el médico internista del Centro de Salud, le dé una nueva valoración médica, y establezca las condiciones de salud. Pedro Antonio, solo se siente un poco adolorido por las fracturas del brazo y su pierna, sin embargo la dicha y felicidad es mayor, está vivo.

Ya ha hablado con su hija Cinthia Elena, y posiblemente en los próximos días su familia busque la forma de reunirse con él.

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