Afuegolento
Lic. Irasema Martí­nez Salazar. Terapeuta Familiar

Existe un cortometraje en internet llamado “El circo de las mariposas” (espero tengan la oportunidad de verlo) que vale la pena comentar y analizarlo a fuego lento.
En él se muestran dos escenarios muy diferentes; El primero es un circo donde el show es mostrar los defectos fí­sicos de los protagonistas. La diversión para el público es la burla, el morbo, el exhibicionismo, la crudeza del ser humano, sobresaltar los defectos fí­sicos. En el otro extremo vemos un espectáculo que realizan personas con ciertos dones y que a su vez han sido rescatados de situaciones difí­ciles, en donde precisamente esos dones son empleados incorrectamente. Se observa a una persona con problemas de control de la ira, una bella mujer que es despedida de una casa de citas al quedar embarazada, un adulto mayor menospreciado y despedido de su trabajo por su edad, etc. Todos ellos son reclutados por el propietario del circo, quien lejos de ver en ellos un problema, ve oportunidades. El video hace especial hincapié en un joven con una discapacidad grave, no tiene brazos ni piernas, forma parte del primer circo y es mostrado como la figura principal y por supuesto es quien más aberración causa. Este hombre tiene la oportunidad de estar en el segundo circo, convivir con ellos y conocerse a sí­ mismo al dejarle solo, experimentando una situación donde, usa sus recursos o muere ahogado, descubriendo algo de su persona que no conocí­a, logrando cambiar su perspectiva de verse como un fenómeno, error de Dios, a descubrir sus capacidades, cualidades y talentos.

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Este corto nos enseña muchas cosas y cada quien hará su propia opinión y podrá aprender y reflexionar según sea la situación que esté pasando en el momento actual; pero si me lo permiten les comparto la mí­a. El video muestra nuestras actitudes ante los defectos fí­sicos y emocionales, los errores que cometemos y las áreas en las que según nuestra razón nos dice que estamos mal. Muchas veces me he escuchado preguntándoles a los demás si se me ve la longa, si estoy despeinada, si se me nota que traigo mucho maquillaje, o le digo a mi hija que cuente las veces que repito las mismas palabras cuando estoy al aire en el programa de radio, la respuesta que escucho la mayor parte del tiempo es: ¡Ha, no sé, no lo habí­a notado, no me habí­a fijado en eso! Upssss, no se habí­an dado cuenta hasta el momento que se los mencioné. La mayorí­a de las personas con las que convivo caen en el mismo mal hábito y escucho cosas similares, “ya viste que tengo la nariz chueca”, “te das cuenta que siempre me equivoco”, “ya viste como me enojo tan fácilmente”, “oí­ste como grito bien feo”, pues la verdad tampoco me fijo en esas cosas, pero una vez que me preguntan presto más atención. A veces asumimos nuestra parte negativa y la alimentamos, aprendemos a usarla, y nos justificamos a través de ella, en muchas ocasiones dejamos de hacer, de intentar, de tener metas y de cierta manera aprendemos a vivir en la comodidad que nos da la negatividad. ¿Porque no consigues un trabajo mejor? -“No voy a poder con tanta responsabilidad” ¿Porque permites que te maltraten? –“Me lo merezco porque soy tonta y no tengo a donde ir”, ¿Porque gritas a tus hijos? -“Así­ he hablado siempre, no tengo paciencia” Estas respuestas no incluyen ningún esfuerzo en buscar una solución, no hay nada especial en ellas, solo comodidad de estar como se está y ser como se es. ¿Porque en lugar de ponernos kilos de maquillaje sobre la manchita que odiamos, no optamos por resaltar los bellos ojos que tenemos con un bonito color de sombra, o buscamos el color de ropa que nos dé luz e ilumine nuestro rostro? Les aseguro que la manchita desaparecerí­a. Esto puede sonar superficial, pero trasládalo al área que te afecta en este momento, ¿Haz pasado por experiencias de infidelidad y a tu nueva pareja le adviertes que estás acostumbrado a que te dejen? ¿Quieres un compromiso pero anticipas que no te gusta que te digan qué hacer? Esto amigos es mostrar nuestra parte negativa perdiendo la oportunidad de conocernos en una nueva situación, con la posibilidad de desarrollar cualidades que antes no habí­amos necesitado o reconocido en nosotros. Cualidades que ahora si nos pueden dar el éxito en la relación, comprometernos, conseguir un trabajo, etc. Una vez leí­ el siguiente ejemplo: Una mamá lleva a su hijo con un profesor para que lo apoye en clases de matemáticas pues estaba bajo en la calificación, cuando el maestro conoce al niño y se da cuenta de su habilidad para dibujar, pregunta a la mamá si sabe del talento de su hijo, y ella contesta –sí­, todos los cuadernos de matemáticas los tiene llenos de dibujos y pinturas. A lo cual el maestro responde con un firme regaño, diciéndole “Señoraaaa!!! ¿Qué hace pagándole clases de matemáticas a su hijo?, page para que estudie artes, ese es su talento, eso es, en lo que brillará su hijo. Con este ejemplo nos queda claro como siempre queremos corregir los defectos y dejamos de dar importancia a nuestras cualidades. Nos han enseñado que es vanidad hablar de nuestras cualidades y capacidades, nos es más fácil aceptar nuestra parte negativa, pero no paramos ahí­, sino que vamos navegando con la bandera de los defectos, si prestamos atención a lo que si podemos hacer, lo que sí­ nos gusta y lo que sí­ disfrutamos haciendo, nuestro espectáculo serí­a muy diferente. ¿En cuál de los dos circos estas? ¿Que estas mostrando al público? No necesitamos estar al filo del abismo para reconocer los talentos que poseemos. Si prestamos atención todos los dí­as a lo bueno que hacemos, reconocemos nuestros exitosos, salimos de la comodidad de lo ya conocido y experimentamos cosas nuevas, diferentes, aceptamos retos y confiamos, descubriremos las capacidades que nos permitirán estar en el circo de los triunfadores.

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