md_17277Charleston, Texas.- Tal vez haya escuchado que la arquitectura está viviendo una revolución gracias a los nuevos materiales, pero ¡qué tipo de materiales! Narcotraficantes tomaron esta consigna vanguardista al pie de la letra y usaron desde losetas hasta ositos de peluche para el tráfico de drogas. La última incautación fue ayer mismo en Charleston, Texas, donde los elementos de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) encontraron un alijo de cerca de dos toneladas de mariguana en forma de losetas; es decir, suficiente para poner el piso de toda una casa, destacó en su sitio web el portal The Wire. La diferencia entre estas losetas y cualquier otra es que mientras el precio de una común no suele superar 500 pesos, las incautadas habrí­an alcanzado un mí­nimo de 58 millones de pesos en su venta callejera. La técnica responde a una tendencia que los agentes locales ya controlan desde hace unos meses, y es que los agentes de Charleston detectaron desde hace tiempo este narcomobiliario, que va de madera barnizada con cocaí­na hasta losetas de mariguana. La fusión de las drogas y el mobiliario doméstico parece haberse convertido en algo usual en el narcotráfico. Si en Charleston poní­an el piso, en Cincinatti encontraron en 2012 paredes de mariguana. No todo es construir, también disfrutan de su obra. En septiembre de este año apareció un sofá con hachí­s en Reino Unido, que hubiera sido ideal para jugar un par de partidas en una consola de videojuegos rellena de cocaí­na que apareció en Estados Unidos en 2011. Para los amantes del confort, la particular industria del narcomobiliario inventó las almohadas de mariguana, como las encontradas en Luisiana en 2010, y los traficantes amantes de la música ofrecieron el reproductor con crack en su interior. Aunque tal vez uno de los hallazgos más peculiares sea el busto que en 1978 descubrieron las autoridades. En el cráneo de piedra se escondí­an 16 toneladas de mariguana, o lo que actualmente tendrí­a un costo de más de 450 millones de pesos. Una vez terminada y amueblada la casa, aún quedaban lugares donde esconder drogas. Por ejemplo, la vajilla de una casa española fue hecha exclusivamente con cocaí­na, la cocina fue decorada con figuras realizadas con la misma sustancia. Dentro de las alacenas también pueden aparecer sorpresas. Hace escasos meses las calabazas, que debí­an ser decoradas para Halloween, no escondí­an caramelos, su contenido era cocaí­na cortada y lista para su distribución en EU. Y es que en el narcotráfico hasta lo más inocente esconde una oportunidad. Se ha llegado a decomisar ositos de peluche que en su interior escondí­an LSD. Una vez preparado todo el mobiliario, los narcotraficantes alistan la mudanza y se descubren casos como el de Coí­n (España) en agosto de este año, donde una pareja se mudaba a su nuevo hogar transportando en sus muebles 90 kilogramos de mariguana y 78 de hachí­s.

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