• Presentan 11 municipios mayor tasa de deforestación, debido a este cultivo; productores causan incendios para forzar el cambio de uso de suelo en la región

El fenómeno de cambio de uso de suelo, en el caso concreto del monocultivo de aguacate, ha resultado asfixiante para los ecosistemas forestales del estado de Michoacán, pues la tala clandestina y los incendios provocados para la producción de este valioso fruto ha destruido hectáreas completas de bosque en la meseta purépecha y otras regiones del estado.

Según datos del Centro de Investigaciones Geográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los cultivos de aguacate han crecido exponencialmente desde 1974 en Michoacán, año en el que se registraron 13 mil 45 hectáreas destinadas a esta actividad; sin embargo, para 1995 se contaba con 58 mil 545 hectáreas. En 2005 incrementó a 74 mil 951 hectáreas; para 2007 aumentó a 112 mil 725 hectáreas, y en 2011 creció a 153 mil 181 hectáreas, es decir, en ese año se multiplicó diez veces más la extensión de este cultivo respecto de 1974.

Los municipios que han presentado una mayor deforestación para el cambio de uso de suelo para la producción aguacatera son Charapan, Cherán, Los Reyes, Nahuatzen, Nuevo San Juan Parangaricutiro, Paracho, Peribán, Tancí­taro, Tingambato, Uruapan y Ziracuaretiro, mismos que presentan la mayor tasa de deforestación.

La Secretarí­a de Agricultura, Ganaderí­a, Pesca y Alimentación (Sagarpa) indicó que en 2014 se exportaron 62 mil 596 toneladas de este fruto.

Michoacán es el estado que reporta 85% del total de la producción nacional, con lo que se consolida como lí­der productor. Oferta en promedio 76 mil toneladas mensuales que se destinan al mercado internacional y al mercado interno, únicamente seguido por los estados de Jalisco, Morelos, Nayarit, México y Guerrero.

No obstante, esta superproducción ha tenido un costo en las reservas de bosques de pino, de encino y oyamel, principalmente en la Meseta Purépecha, con un total de 20 mil 32 hectáreas de bosques perdidas en el periodo que abarca los años 1976-2005. Y sólo para el año 2000, la tasa de deforestación adquirió un ritmo de cambio de uso de suelo, 509 hectáreas por año.

A pesar de que existen múltiples factores que propician la deforestación, como la tala clandestina y los incendios forestales, el fenómeno de cambio de uso de suelo impera para el uso de la agricultura e incluso de la ganaderí­a.

La organización internacional Greenpeace culpó a la producción de aguacate de ser el máximo causante de la deforestación indiscriminada de la región de la meseta. Asimismo, alertó sobre las consecuencias ecológicas que esto puede llegar a tener, en cuanto a términos de producción y captación de agua, misma que es aprovechada por las urbes y poblaciones aledañas.

Greenpeace alertó: “La continua sustitución de los bosques por monocultivos de aguacate en la región de Tancí­taro podrí­a comprometer el abasto de agua en esa región, ya que el volumen requerido en el año 2003 para abastecer las necesidades de la población local era de un poco más de 7 millones de metros cúbicos al año, y proporcionar el agua que se requerirí­a para regar toda la superficie cubierta por monocultivos de aguacate y para su fumigación requerí­a más de 18 millones de metros cúbicos de agua al año. Esto equivale a la totalidad del volumen de captura de agua en el Pico de Tancí­taro, aproximadamente 25 millones metros cúbicos al año de agua superficial”.

Aunado a la deforestación y escasez que provoca el cultivo masivo de aguacate, debe sumarse el impacto ambiental que genera el uso desmedido de fertilizantes y plaguicidas.

Esta situación ha alertado a las autoridades y a los gobiernos estatales de Michoacán desde hace al menos una década. Actualmente, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, ha propuesto la implementación de leyes como medida de contención al cambio de uso de suelo, la tala clandestina así­ como los incendios forestales provocados, con la creación de una policí­a ambiental que regule y proteja los ecosistemas de todo el estado, aunque siguen sin especificarse los mecanismos ni el arranque de estas medidas propuestas por el Ejecutivo del estado.

El pasado 27 de abril se detectó un intenso incendio forestal en el Cerro de la Cruz, en Uruapan, que tardó más de 48 horas en ser controlado. Las autoridades estatales tardaron en responder, por lo que el incendio devastó más de 300 hectáreas de bosque. Voluntarios que acudieron a apagar el siniestro denunciaron haber encontrado caminos de combustible de diesel, antorchas, así­ como otros utensilios que se usaron para iniciar el fuego, por lo que asociaciones civiles exigieron al gobierno no permitir que este predio se utilice para la siembra de aguacate.

Según los datos del gobierno del estado de Michoacán, el saldo del daño causado por el incendio fue de 249 hectáreas en el Cerro de la Cruz; 70 hectáreas de arbolado adulto y renuevo, y 179 hectáreas de arbustos y hierba.

Ante la amenaza de futuros incendios y con la convicción de proteger los bosques, pobladores de la región de Tingambato, Uruapan y Ziracuaretiro formaron una coalición para proteger los bosques de los aguacateros que inician los incendios forestales con el fin de cambiar el uso de suelo.

La constante demanda internacional por este fruto han propiciado el crecimiento descontrolado de la producción de este monocultivo sin tomar en cuenta la destrucción de la flora y de la fauna silvestre de Michoacán. Según datos de la Sagarpa, los principales importadores de aguacate son Estados Unidos, con un consumo de 45% de la producción mundial, y Francia, con 13%.

Cabe mencionar que desde 1990 se han perdido un aproximado de 89 mil 529 hectáreas de bosque de oyamel, montaña y selva baja en el Oriente de Michoacán, en municipios como Zitácuaro y Maravatí­o con el mismo fin de usar los terrenos como área de cultivo.

DEJA UNA RESPUESTA